El uso correcto del lenguaje en Internet, ¿vale todo en las redes sociales?

Irene Vallejo versionaba la famosa frase de Gabriel Celaya diciendo que las palabras son un hechizo cargado de futuro. Su poder sobrepasa cualquier límite, y las redes sociales no van a ser menos. Desde contar los caracteres de cada palabra hasta cambiarles de clase convirtiéndolas en hashtag o enlaces, con ellas hemos sido testigos de una evolución, por no llamarlo involución, del lenguaje. Como agencia de marketing y comunicación que somos, queremos posicionarnos sin ningún atisbo de duda: no, no vale todo.

Escribir en las redes sociales ya no solo es un tipo de escritura nueva, sino que se trata de un modelo totalmente diferente. Nunca oralidad y escritura se difuminaron tanto: escribimos en WhatsApp como si habláramos cara a cara con nuestro interlocutor, comentamos publicaciones como si respondiéramos a amigos, y el estilo no puede escapar a ese contagio tan instantáneo. No deja de ser curioso que las redes sociales se definan con este mismo adjetivo.

¿Releemos el comentario que escribimos en Instagram? ¿Repasamos las comas, las tildes, en nuestros tuits? Muchas son las personas que olvidan la ortografía y su corrección en el mismo momento en el que abren su red social favorita, porque... ¿en un lugar al que entramos "en zapatillas", debemos seguir las normas de otros? La respuesta es sí.

En nuestro trabajo cada detalle cuenta, y el uso de una gramática adecuada, al igual que el uso de una ortografía cuidada, son tan solo dos pilares a seguir. La forma de hablar nos define, la forma de escribir nos presenta. Si tienes una marca, el lenguaje con el que la definas será tu tarjeta de presentación. Y para prueba, un botón. Estos han sido algunos de los errores más sonados en el mundo del marketing que hicieron temblar la seguridad de grandes marcas, por no hablar de sus finanzas. El cambio de una sola letra, número o una coma mal puesta son algunas de las equivocaciones que han supuesto pérdidas millonarias para algunas empresas, pudiendo llegar a ocasionar hasta el cierre de sus puertas.

  1. En al año 2006, la aerolínea italiana Alitalia publicaba una rebaja más que jugosa en el viaje de clase turista Toronto-Chipre. Un error a la hora de comprobar lo escrito hizo que el trayecto pasara mágicamente de los 3.900 dólares que costaba a tan solo 39. En el tiempo que se tardó en corregirlo, unos 2000 avispados pasajeros se aprovecharon de la oferta. La compañía, que decidió como gesto de buena voluntad no cambiar el precio, cifró en millones sus pérdidas.

  2. A la empresa láctea estadounidense Oakhurst Daisy pudo comprobar en primera persona el valor de una coma, o mejor dicho, de su ausencia. La falta de una de ellas en las leyes sobre horas extra del estado de Maine hizo que un tribunal fallara a favor de sus conductores, un gasto que hizo temblar sus cimientos.

  3. Son muchas las empresas que alguna vez han cometido un error ortográfico en sus tuits. En una ocasión, La Casa del Libro subió un tuit con una falta de ortografía que aún duele: "Se hacerca el Día Internacional del Libro Juvenil". Podemos suponer que las prisas jugaron una mala pasada, pero los comentarios sarcásticos no tardaron en salir a la luz en una red social en la que precisamente las faltas se extienden como una mancha de aceite. "La Casa del Libro ni los abre". respondieron algunos.

Aunque estos casos tan solo son un ejemplo, es cierto que algunas compañías han sacado partido económico a los errores ortográficos y linguísticos, como es el caso de Google, empresa que ingresa cerca de 450 millones de dólares al año gracias a las búsquedas mal escritas de los usuarios en su buscador: las faltas llevan directos a sus clientes a sitios plagados de publicidad. También la famosa marca española Chupa Chups pretendió en su día ser graciosa utilizando errores en sus anuncios para "conectar" con el público más joven.

Sin embargo, y a pesar de que el error puede llamar la atención de nuestro cliente rápidamente, debemos ser conscientes de que el trabajo en las redes sociales no tiene únicamente como objetivo el beneficio económico, también gracias a ellas podemos crear nuestra imagen de empresa. Si alguna vez te has encontrado una newsletter, una publicidad o un correo electrónico con una falta ortográfica seguramente ya sabes de lo que hablamos: el emisor pierde por completo la credibilidad.

En resumidas cuentas, tu futuro como marca depende de la buena o mala gestión que hagas del lenguaje en tus redes sociales. Al igual que a una persona se le reconoce por su letra, por su forma de escribir, por sus textos en Twitter o Instagram, con una marca sucede exactamente lo mismo. El trabajo con correctores y traductores adecuados y formados es muy importante ya que nunca ir por el camino fácil puede resultar tan caro.

Tan solo tú decides cómo te gustaría ser recordado.

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