El anónimo fue a menudo ELLA

Virginia Wolf, apenas iniciado el siglo XX, realizó una profunda reflexión en su ensayo ‘Una habitación propia’ sobre el rol de la mujer en la literatura: “Me atrevo a adivinar que ‘Anónimo’, que escribió tantos poemas sin firmarlos, era a menudo una mujer”.

“Poderosa y original”. Así consideraron los críticos la obra de Ellis Bell ‘Cumbres borrascosas’ editada en 1847. Era entonces la obra de un escritor nuevo y desconocido que prometía convertirse en uno de los grandes literatos de la historia. Hoy es un clásico dentro de la literatura inglesa y su autora una de las máximas representantes de su tiempo… ¿Hemos dicho “autora”? Nos imaginamos a aquellos críticos mudos y ojipláticos cuando en la segunda edición de la obra la verdadera autoría salió a la luz. Una visión un tanto ensoñadora porque la realidad es que el libro pasó de ser, de la noche a la mañana, “una novela de amor distorsionada”. Se habían acabado los elogios.

Emily Jane Bronte es una de tantas escritoras que han desplegado su narrativa bajo el paraguas de un nombre masculino, luchando contra los cánones de una época en la que se consideraba que “la literatura no era cosa de mujeres”. Tanto ella como sus hermanas -también escritoras tras el pseudónimo masculino; Acton era Anne y Currer, Charlotte- se suman a un enorme elenco de nombres e iniciales tras los que solamente se camuflan las vergüenzas ajenas. Mary Anne Evans, George Eliot, con su famosa obra ‘El molino del Floss’; Amantine Aurore Dupin, George And, publicó ‘Indiana’, entre otras muchas; Matilde Chernet, Rafael Luna, con su ‘Ocaso y aurora’; Cecilia Böhl de Faber, Fernán Caballero, ‘La Gaviota’; o quién no recuerda a una de las criaturas más importantes del universo del terror: ¡Frankenstein! Escrito por Mary Shelley, aunque se publicara bajo autoría anónima. ¿Tentáculos de un mundo dominado por el hombre que llega a nuestros días? Que se lo pregunten a Joanne Rowling y su famoso ‘Harry Potter y la piedra filosofal’. Sus J.K no eran mera casualidad en los 90.

Son muchas las autoras que hoy en día reivindican la igualdad y equidad entre hombres y mujeres dentro de la literatura. Dice Almudena Grandes que “el feminismo es la única revolución que llegó viva al siglo XXI”, y no se equivoca. El feminismo necesita ser divulgado, respetado y, también, escrito. Isabel Allende, Margaret Atwood, Siri Hustvedt, Isabel Touton; cómo no, Gloria Fuertes, Emilia Pardo Bazán o Cristina Morató, son algunas de nuestras recomendaciones.

“Como mujeres, no solo tenemos que esforzarnos el doble para ser aceptadas como fotógrafas, sino que también debemos reconstruir el estándar de calidad fotográfica desde una perspectiva femenina”.
— Hanna Reyes Morales, fotógrafa y fotoperiodista.

EL OCTAVO ARTE TAMBIÉN ES FEMENINO

Joana Biarnés está considerada la primera fotoperiodista española; la primera en enfrentarse a un territorio dominado por hombres, como era, allá por los 60, el mundo del periodismo gráfico en nuestro país. Aunque la historia de la incorporación femenina al fotoperiodismo data de mucho tiempo atrás, determinar cúal fue la primera fotógrafa de prensa es tarea complicada. La británica Christina Broom y la india Homai Vyarawalla son dos ejemplos de las primeras décadas del siglo XX candidatas a tal honor. No podemos olvidar que el fotoperiodismo es uno de los sectores de la profesión donde el derribo de estereotipos ha supuesto otro arduo trabajo: que te tomen enserio, apartar el debate de dónde deberían ir las mujeres y sobre qué temas deberían informar o, incluso, en qué situaciones peligrosas y/o impredecibles deberían involucrarse. 

Dice la fotoperiodista Anastasia Taylor-Lid que “las tornas están cambiando. Me siento optimista respecto al futuro del fotoperiodismo, que será muy diferente del pasado.” Son muchas las fotógrafas que no han enmudecido ante la falta de igualdad y que han hecho visible su condición feminista, aún en momentos donde esa palabra parecía una conjura demoniaca. Desde nuestra querida Vivian Maier -considerada una “feminista temprana”- hasta fotógrafas como Zanele Muholi, que visibiliza la lucha contra la discriminación que todos los días viven las disidencias sexuales en Sudáfrica; o Grete Stern, que abordaba temas como la cosificación, la dominación y el encierro de la mujer en la sociedad patriarcal.

8 DE MARZO. DÍA DE LA MUJER

Hoy celebramos mucho de lo que tenemos y recordamos mucho de lo que nos falta. Hemos dado pasitos y pasos adelante, nos hemos quitado varias capas de la pasividad con la que nos habían vestido y hemos puesto todas nuestras cuerdas vocales a punto para gritar alto y claro que somos iguales y libres. 

Sin embargo, no solo salimos a decir que no somos sumisas, que no somos por nacimiento amas de casa ni un criadero de hijos; que tenemos los mismos derechos, que nos gustan los piropos de nuestros novios, padres y hermanos; y que somos trabajadoras con los mismos méritos, estudios, compromisos y esfuerzos que su masculino. En un día como hoy -algo que debería alargarse el resto del año- también reivindicamos la valentía de aquellas que desafiaron su tiempo. Por Clara Campoamor votamos hoy y elegimos nuestro propio color; Emilia Pardo Bazán fue la primera en fijarse que los pupitres de las escuelas no eran ni femeninos ni masculinos y reivindicó la igualdad educativa; Concepción Arenal, la primera de nosotras en ir a la Universidad, aunque para ello tuviera que inscribirse como hombre y disfrazarse. Gracias a ella esta puerta se abrió a otras mujeres como Elena Maseras, la primera que se inscribió en la Universidad de Barcelona con pleno derecho. Gracias a María Luz Morales, por ponerse al frente de un diario -algo poco común incluso hoy-; Margarita Salas, la bioquímica que dio ejemplo a varias generaciones, sobre todo a aquellos que no estaban acostumbrados a ver mujeres en la vida académica y científica…

Que este 8 de marzo no se materialice en manifestaciones multitudinarias, no quiere decir que la voz femenina esté apagada. Cada una de nosotras y, cada vez más, cada uno de vosotros, sabe que esta lucha debe de dejar de tener sentido; como otras muchas que atañen derechos humanos. La simple -y a la vez compleja- condición de ser persona lleva implícita la igualdad y la libertad. 

En Sorti Studio tenemos un deseo este 8 de marzo: ojalá algún día se acaben las pancartas y simplemente salgamos a disfrutar de esta vida que nos ha tocado vivir junt@s. 

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